Por Suerte o desgracia me fui a topar con la princesa más guapa del mundo, que vivia en su inmenso castillo. Nuestro amor fué creciendo hasta alcanzar límites insospechables para el ser humano. Cuando decidimos unir nuestro amor en forma de matrimonio me puso una condición. Quería que para demostrarle mi amor, le regalase algo que NADIE habia visto.
Recorrí tierra y mar, y me adentré en la selva más oscura para poder hacerme con una flor tropical, Flor que ni los libros de ciencia conocen, sin palabras para definir su belleza y textura de colores. Al volver me sonrió con esa sonrisa que enamora y caes rendido a sus pies, pero me dijo;
- Esa flor ya ha sido vista por alguien, algún niño de alguna tribu, un animal perdido, o incluso alguna mariposa habrá posado sus patitas es estos pétalos.
Desilusionado conmigo mismo y mis esfuerzos perdidos encontré otra solución.
Compré el telescopio más grande y potente para aquella época,y después de estar noches en vela, encontré la estrella más bonita del universo. Tenía un brillo especial, era muy lejana, pero su brillo penetraba por tus ojos y daba una extraña sensación de confort y tranquilidad, de paz. Contento con mi gran búsqueda desperté a mi princesa para darle el regalo que uniría nuestro amor. Al verlo se quedó sin palabras, y volvió a sonreir de esa manera tan especial. Apartó su piel de seda del Telescopio y me dio un beso en la mejilla, me miró y me dijo, esa estrella es lo mas bonito que he visto jamás, pero quizá ya la haya visto alguien, otra persona con un telescopio similar, o en esos miles de planetas que hay ahí arriba, quizá sus habitantes ya la viesen hace años...
La ví un poco triste y se volvió a su habitación.
-¡ESPERA! le dije.
Cogí una manzana que había en la mesa y la partí por la mitad.
Vino corriendo y vio la manzana y a la vez me miró a mí.Una lágrima salió de sus ojos y me abrazó con más fuerza que nunca. Un escalofrío nació de mi nuca y murió en los dedos de mis pies. Nadie entenderá esa sensación...
-¡Nos casaremos mañana! -dijo.
Pero yo le sonreí y me fui.
Hasta entonces no se sabe nada de la preciosa princesa del castillo.(foto y texto del 2/3/05)
Recorrí tierra y mar, y me adentré en la selva más oscura para poder hacerme con una flor tropical, Flor que ni los libros de ciencia conocen, sin palabras para definir su belleza y textura de colores. Al volver me sonrió con esa sonrisa que enamora y caes rendido a sus pies, pero me dijo;
- Esa flor ya ha sido vista por alguien, algún niño de alguna tribu, un animal perdido, o incluso alguna mariposa habrá posado sus patitas es estos pétalos.
Desilusionado conmigo mismo y mis esfuerzos perdidos encontré otra solución.
Compré el telescopio más grande y potente para aquella época,y después de estar noches en vela, encontré la estrella más bonita del universo. Tenía un brillo especial, era muy lejana, pero su brillo penetraba por tus ojos y daba una extraña sensación de confort y tranquilidad, de paz. Contento con mi gran búsqueda desperté a mi princesa para darle el regalo que uniría nuestro amor. Al verlo se quedó sin palabras, y volvió a sonreir de esa manera tan especial. Apartó su piel de seda del Telescopio y me dio un beso en la mejilla, me miró y me dijo, esa estrella es lo mas bonito que he visto jamás, pero quizá ya la haya visto alguien, otra persona con un telescopio similar, o en esos miles de planetas que hay ahí arriba, quizá sus habitantes ya la viesen hace años...
La ví un poco triste y se volvió a su habitación.
-¡ESPERA! le dije.
Cogí una manzana que había en la mesa y la partí por la mitad.
Vino corriendo y vio la manzana y a la vez me miró a mí.Una lágrima salió de sus ojos y me abrazó con más fuerza que nunca. Un escalofrío nació de mi nuca y murió en los dedos de mis pies. Nadie entenderá esa sensación...
-¡Nos casaremos mañana! -dijo.
Pero yo le sonreí y me fui.
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