Hacía un viento helado. Entrar en una estación de tren subterránea era un placer en ese momento. Al bajar las escaleras me dirigí a la vía 1 donde iba a esperar mi tren. De golpe le vi y un flash pasó por delante de mí en segundos…
Tuvimos el inicio de relación más bonita del mundo, luego vino el camino de baches, y el final tormentoso. Desde aquel día no supe nada de él, cortamos todo contacto…bueno, corté.
Tenía el mismo aspecto, mismo corte de pelo, mismo estilo de ropa, y hasta llevaba el mismo abrigo. ¿Qué hará aquí? ¿Dónde irá? o mejor, ¿De dónde vendrá? …
¿Debía importarme? ¿Por qué me importaba?
Un punzón largo y afilado se me clavó lentamente en el pecho y salió por mi espalda. Un mundo de recuerdos me venían por momentos… Sentía que no había pasado el tiempo, que no había pasado nada, y que como un día más, habíamos quedado y me estaba esperando.
Dí un paso adelante… pero me inmuté. Él seguía de espaldas y aún no me había visto.
¿Debía saludarle? ¿Sonreír como si no hubiese pasado nada? ¿como si fuésemos amigos? …
¿Preguntarle sobre su vida… trabajo, salud… amor? ¿Realmente quería saberlo? ¿Debía saberlo?
¿Qué estaba sintiendo?
Retrocedí el paso que había dado y me bloqueé. Estaba lleno de preguntas e indecisiones… No sabía que hacer ni como actuar, y sin darme cuenta mi tren ya había llegado.
No era su tren, no se inmutó de su postura. Seguía mirando al suelo escuchando música en su mp3. Y yo, como él, agaché la cabeza, me mezclé entre la gente y subí al tren.
Me senté al lado de la ventana y le miré, no sabía si quería que me mirase, o simplemente quería mirarle una vez más. Sonó el pitido y se cerraron las puertas. Algo se estaba escapando de mí, una vez mas, y puse mi mano en el cristal queriendo atrapar algo inalcanzable, algo que no tenía sentido. Una vez más pensé en un cruce de miradas, de saludos con la mano, de sonrisas... Pero no levantó la cabeza.
Mi tren marchó y mi pasado se quedó en aquella estación,
junto a la vía 1.
Es más normal dejarse los amores en los cuartos de baño de las estaciones que en los andenes en sí. Qué raro eres!
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